Acercarse a la obra de Jorge Gil es una experiencia apasionante, enigmática y misteriosa a la vez. La fuerza de sus representaciones, las ideas y contenidos que fluyen de sus piezas tienen una inquietante atracción, estimulan al espectador y le hacen cómplice de aquello que nos quiere contar. Todo un reto superado con creces ante la banalidad imperante en la mayoría del arte actual.
Partiendo del ser humano como símbolo, Gil ha creado un particular vocabulario en el que los elementos quedan absorbidos y metamorfoseados, construyendo un seductor juego perceptual. Sus personajes y figuras aparecen de modo fantasmagórico, uniendo lo extraño y lo familiar, lo distante y lo próximo. Todo ello nos conduce a un turbador realismo, con fragmentos anatómicos o cuerpos construidos como frágiles cascarones, y rostros cubiertos a su vez por máscaras realizadas directamente del propio rostro del autor, construyendo “otros yo” que se multiplican a lo largo de la instalación.
El autor crea espacios ficticios, escenografías irreales con personajes y replicantes, donde el cuerpo humano se convierte en metáfora abierta. Se establece una relación teatral con el público, de tal modo que éste pueda deambular por la escena. Las piezas están en continuo proceso de transformación, paralizadas en su acción, en una escenografía que nos atrapa.
Su fórmula se fundamenta en generar preguntas al que observa. Como afirma el propio autor, su trabajo funciona por estratos o por capas, no de un modo lineal, de manera que la formalización conceptual adquiere diferentes niveles, permitiendo completar su sentido al buscar y encontrar respuestas. Por esta razón, si la obra tuviera una narrativa cerrada, perdería totalmente su sentido como tal, y pasaría a ser una propuesta meramente visual ó más o menos estética.
“Los otros” nos interrogan desde su silencio y su interpretación queda abierta. El autor pretende que sea el espectador quien cuestione los posibles significados y dé rienda a las sensaciones percibidas con el fin de formular distintas interpretaciones de la obra, lanzando una última pregunta: ¿Quiénes son los otros?.